Fotografía

De momentos, historias que importan

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Ya es Septiembre y en México estamos de fiesta, y no cualquier fiesta, son las fiestas patrias, la fecha en que se inició nuestra independencia. Es el momento de elevar nuestro móvil y capturar el brillo de esos fuegos artificiales en el zócalo o plaza principal de nuestro municipio, de ver a nuestro dirigente de turno gritando ¨ ¡Viva México! ¨, y ¿Por qué no?, comer un rico pozole.

No, nuestro editor no se ha equivocado de sección, hablaremos de fotografía, pero ¿cómo?. En 1810 no había ni rastro de fotografía en México, fue hasta 1840 que en nuestro país se hizo la primera demostración de lo que en su momento fue llamado daguerrotipo. Vale, es cierto, a diferencia de nuestra Revolución, de la independencia no hay registro fotográfico y justamente de eso hablaremos hoy, de la fotografía como medio de registro y como es que nos cuenta historias.

Y hablaremos desde Louis Daguerre presentando su herramienta ante la academia de ciencias de Francia, su relación artística y de lo que yo definiría como el ¨no me toques tanto ese archivo¨ de los premios World Press Photos.

El pasado 25 de agosto fue el último día de la exposición itinerante de los premios World Press Photos en nuestro país, y como ya es costumbre es el museo Franz Mayer que en este 2024 le da hogar. Lamentablemente no pude asistir, y como muestra de enojo decidí mencionarlo en este artículo que, dicho sea de paso, inicie a redactar el 26 de agosto. 

En esta muestra itinerante se nos presentan las fotos que figuraron y ganaron del año inmediato anterior. En el concurso participan fotógrafos y lo pondré en mayúsculas PROFESIONALES porque es importante hacer notar que es el resultado de un trabajo que no es para cualquiera, son fotoperiodistas y su fin no nace con un sentir lúdico como si pudiera en alguna otra dimensión de la fotografía, aquí hablamos de denuncia, tragedia, conflicto y todo acompañado de algo que el arte sabe hacer muy bien, contar historias. 

Cuando escuchamos la palabra “arte” o “artístico” por antonomasia, pero también un poco por ignorancia de la cual todos llevamos, no nos molestamos, pensamos en algo lindo, en algo que atiende a una estética y que evoca a formas atractivas y llenas de armonía, pero el fotoperiodismo es todo menos eso, es como su antítesis.

Pero no nos equivoquemos, no me refiero a la técnica, esta siempre es sumamente impactante y no exagero; vamos a suponer que eres bueno tocando guitarra, ahora te pido que hagas una presentación cuando menos decente mientras corres el riesgo de ser alcanzado por un calibre 7.62; ya la cosa pinta más difícil ¿cierto?.

Bueno, eso es parte de lo que un fotoperiodista está dispuesto a asumir como riesgo cuando cubre un conflicto y debe entregar una foto bien hecha, y vaya que hay imágenes de conflictos en estos premios. Cuando digo antítesis me refiero a esa concepción cruda del mundo, a esas imágenes que demuestran como la sociedad deja de ser sociable, hablo de esas historias que nos interpelan ¿es normal llegar a un grado tan alto de animadversión entre iguales? .

Esto ya lo hemos visto en la pintura, por ejemplo, con obras tan oscuras como las de Goya, en la literatura como la de Kafka, sólo por mencionar un par, cada cual desde su trinchera y con métodos más o menos distintos, pero, en la fotografía hay algo que nos mueve de una forma diferente y creo que es su iconicidad desde la semiótica, o sea, ese acercamiento que tiene con la realidad, saber que lo que estamos viendo representa algo casi calcado de lo acontecido. 

Dije que los premios World Press Photo los llamo: los premios ¨no me toques tanto ese archivo¨ a manera de broma y explico el porqué: 

Si bien es cierto que la organización que dirige estos premios permite algunas correcciones en los archivos con la finalidad de dar calidad o presentar un trabajo más pulido, no permite modificaciones como quitar o aumentar elementos, hacer una modificación gestual y ya ni hablemos del uso de inteligencia artificial. 

La idea es que la imagen atienda a una realidad sin distorsión, porque lo que se busca es ser cristalinos ante esa retórica del actor y el espectador, algo complejo considerando el ¨efecto realidad¨ del que habla Roland Barthes, en específico en el mensaje connotado.

Regresando un poco, de forma muy intencional dije antes ¨presentando su herramienta¨, y lo que sucede es que Daguerre decidió llevar su daguerrotipo a la academia de ciencias de Francia y no a la de artes, generando un razonamiento en el cual, el fin último del daguerrotipo era brindar apoyo para poder realizar registros de procesos, fenómenos o cualquier acción que los científicos consideraran importante de tener plasmada de manera rápida y fiel, obviamente salvando las distancias de las limitantes de la época.

Pero recordemos algo, antes de ello ya eran necesarios estos registros y los tenía que realizar alguien que pudiera hacer un dibujo del objeto, momento o fenómeno, o cuando menos un boceto medianamente decente y ello ya implicaba tener algún dote artístico en el área de la pintura o el dibujo.

Dando un salto super drástico y solo para reforzar la idea de la transformación de la fotografía de una mera herramienta a una expresión propia del arte; Alexander Rotdchenko antes de conocer a Pablo Piccaso se definía como ¨el obrero del arte, obrero de la máquina fotográfica¨, y ya después llegó a la conclusión de que el arte no tenía porque ser solo para burgueses diletantes y se asumió como fotógrafo y que eso estaba padre, que estaba bien. 

Al punto que quiero llegar es que, a pesar de la idea inicial de su concepción, la fotografía parecía gritar casi desesperadamente que si o si formaría parte de las expresiones artísticas, porque parafraseando a Avelina Lésper (pues de ella lo escuche primero), lo que hace que algo sea artístico es su contenido y la fotografía ha demostrado poder generar bastante contenido si sabemos desarrollarla.

Es momento de cuestionarnos:

  • ¿Cómo viviríamos nuestra independencia nacional si se hubiera podido registrar y documentar de la misma forma que se hace con los acontecimientos actuales?
  • ¿Seríamos más respetuosos o menos?
  • ¿Serían días de fiesta o de guardar? 
  • ¿Podríamos empatizar con una hipotética familia Guanajuatense ejecutada por fuerzas Realistas por apoyar de alguna manera a los Insurgentes? 
  • ¿El viva México se gritaría con más emoción o con más coraje?

No podremos nunca saber eso, lo que sí sé, es que sería diferente, y ¿por qué lo sé?, pues ¿ustedes qué me dicen de esa mujer que está entre Villa y Zapata en esa foto tan emblemática donde Villa se encuentra sentado en la silla presidencial?,¿no la han visto?. 

Me refiero a Dolores Jiménez y Muro, y si fuera una pintura y no una foto posiblemente el pintor de la época la hubiera quitado, ¿cómo entre Villa, Zapata y sus dorados una mujer? ¡Qué falta de respeto! Doña Dolores Jiménez y Muro entre Villa, Zapata y sus dorados, una historia para contar ¿no creen?.  

Una foto puede registrar un momento y ese momento tiene información, lo que hace impactante, valiosa y digna de contar historias a esa foto es como esa información genera contenido.

Piensa en esto, saliste de fin de semana y quieres hacer una toma donde luzcas muy guapa o guapo con un fondo igualmente lindo y quizás hasta trillado, ¿qué dice esa foto?, ¿que eres atractivo o atractiva?, ¿que fuiste a un lugar?.

No se te ve reír, no se te ve disfrutar, no se te ve sufrir incluso, no se ve qué estás viviendo, no estás contando una historia, piensa en ello para tus próximas vacaciones. Quizás tu foto de fin de semana no está para el World Press Photo, pero si esta para tu yo de 10, 15 o 20 años al futuro, quizás no ganara un premio, pero si te premiará cuando el efecto realidad te lleve a esos años, a vivir nuevamente esas historias donde ahora serás actor y espectador, por eso quizás se dice que ¨recordar es volver a vivir¨.