En todo este tiempo hemos visto miles de amaneceres y atardeceres, incluso se ha romantizado la idea de observar el cielo, pero en realidad lo hacemos o solo miramos sin prestar atención.
¿Habías notado que los colores del sol son distintos en el amanecer y atardecer?
La ciencia nos dice que explicando la dispersión de Rayleigh, que es la interacción de la luz con partículas pequeñas en la atmósfera, es la responsable de que veamos el cielo azul durante el día y los colores cálidos durante el amanecer y el atardecer.
Este fenómeno se debe a que las longitudes de onda más cortas (violeta y azul) se dispersan más fácilmente, mientras que las más largas (rojo y naranja) tienden a atravesar la atmósfera sin dispersarse.
Por lo tanto, en el amanecer las ondas de longitud larga logran atravesar fácilmente la atmósfera cosa que las ondas de longitud corta como lo son las violetas y azules no logran avanzar aunado a esto en esta hora es cuando la luz solar recorre una mayor distancia.

Fotografía; Giovanni González
Para el atardecer las ondas de luz cortas como lo son las violetas y azules logran atravesar la atmósfera, cabe mencionar que por lo regular y en mayoría en esta hora existe nubosidad lo cual permite contrastar una variante de tonalidades que son aún más vistosas.

Fotografía; Alicia Ayerim Vázquez
Del mito a una realidad
Tan bellos paisajes que muestran ambos sucesos dan para reflexionar, meditar y analizar, cada quien a su manera. Para ello traemos a esta nota la historia que cuenta la mitología egipcia acerca del astro rey (sol) al amanecer y atardecer. Simbolizaban el recorrido del sol en el transcurso del día como un viaje que tenía un principio y un final, que a través de los distintos momentos el rey sol representaba a una deidad en específico con energías que permitían trascender en existencia.
Amanecer (Khepri): Al amanecer, el Sol era representado como Khepri, un escarabajo que emerge del horizonte, simbolizando la renovación y la creación. Khepri era visto como el creador del mundo y el dador de vida.
Mediodía (Ra): En su punto más alto en el cielo, el Sol era identificado con Ra, el dios solar por excelencia. Ra era el gobernante de los dioses y el creador del universo. Se le representaba como un hombre con cabeza de halcón, sosteniendo el símbolo del ojo de Horus , símbolo de la realeza y la protección.
Atardecer (Atum): Al atardecer, el Sol se transformaba en Atum, el dios creador que se retiraba al mundo subterráneo. Atum era visto como el principio y el fin de todas las cosas, y su viaje nocturno a través del mundo subterráneo simbolizaba la regeneración y el ciclo eterno de la vida y la muerte.

https://maps.app.goo.gl/bE5qCgx7YmQB22887
Fotografía; Alicia Ayerim Vázquez
Romantizando la historia entre amanecer, atardecer y el alma
En esta parte sabrán que soy yo (Alicia) quien escribió la nota, hacía falta romantizar la historia (sonríe con una lágrima en el rostro). Al estar trepada en la cima de un cerro esperando el amanecer nos preguntamos (éramos dos); ¿Qué locos se levantan a las 4:30 am para esperar al amanecer?, no estábamos dolidos, no nos había dejado el novio (a), solo teníamos las ganas de esperar, esperar a que ascendiera el astro rey y nos mostrara tan bellos colores que no solo quedarían plasmados en la memoria de la cámara fotográfica, estarán presentes en la memoria del alma.
Y si, nunca nos preguntamos porque el sol se mira distinto en el amanecer y el atardecer, analizando, sabíamos que las condiciones físicas de la tierra en específico la atmósfera tendrían toda la respuesta, sin embargo, con las emociones a flor de piel, romantizar y filosofar no desagrada en ningún momento.
Decidimos recorrer otro punto de los paisajes hermosos que tiene Tizayuca y sus alrededores para esperar el atardecer y terminar de capturar las imágenes que hacían falta, así que por la tarde nos dimos a la tarea de emprender el viaje (esta vez en bicicleta).
Al llegar al punto de referencia concretamos la idea, el viaje del sol a través del día, se asemeja al viaje que tenemos los humanos; al amanecer, cargados de energía somos tan brillantes que no ocupamos más que sonreír para empezar el día, al medio día somos los mas fuertes, enfrentando y asumiendo toda una realidad, el trabajo es más intenso y debemos continuar, al atardecer, cansados del transcurso de la jornada, con destellos que podrán ser interpretados como la victoria si los atardeceres son rojizos o la derrota si son tenues.
Al final tenemos la oportunidad de iniciar cada día, hasta que deje de suceder y la muerte haya vencido.