Arte

Gerardo y el Malabarismo Callejero, un arte del que poco se habla.

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El malabarismo es un arte milenario que ha sido practicado por diversas culturas alrededor del mundo. Aunque no es tan popular como otras formas de arte, el malabarismo tiene un gran valor cultural y puede ser una forma de expresión artística muy entretenida.

En la actualidad, existen muchos tipos diferentes de malabarismo, desde el malabarismo con pelotas y mazas hasta el malabarismo con fuego y cuchillos. Los malabaristas callejeros son aquellos que realizan sus actos en la calle, a menudo en semáforos o plazas públicas. Estos artistas suelen ser muy hábiles y creativos, y sus actos pueden ser muy entretenidos para el público.

A pesar de su valor artístico, el malabarismo callejero no siempre es bien visto por la sociedad. 

En algunos países, el malabarismo callejero está regulado por la ley. En otros países, no hay ninguna regulación al respecto. En general, se puede decir que este arte es una actividad controvertida que puede ser vista de diferentes maneras por la sociedad.

A pesar de los desafíos que enfrenta, el malabarismo callejero sigue siendo una forma de arte popular en muchas partes del mundo. Los malabaristas callejeros aportan alegría y entretenimiento a la vida de las personas, y su trabajo merece ser reconocido y valorado.

Conoce a Gerardo

El día de hoy tenemos la fortuna de entrevistar a un malabarista callejero que alegremente nos concedió una entrevista. Nos encontramos con Gerardo

¿Desde hace cuánto tiempo te dedicas al malabarismo?

Desde hace 7 años

 ¿Qué te llevó a elegir la calle como espacio para expresarte artísticamente, en lugar de optar por escenarios convencionales?

Cuando yo inicié en el arte callejero era la única opción que conocía debido a que no estaba tan experimentado ni tenía tanta habilidad, conforme pasa tiempo me voy dando cuenta de las diferentes opciones que existen; no obstante el arte callejero se mantiene como mi preferida debido a la libertad que te otorga en cuanto a tiempos y lugares.

¿Cuáles son las principales dificultades que enfrentas como malabarista callejero?. ¿Cómo lidias con las inclemencias del tiempo o los días con poco público?

Esta pregunta es difícil porque depende mucho de la ciudad. Si las autoridades de la ciudad no representan una oposición al arte público en realidad no hay gran dificultad para presentarse a hacerlo.

En cuanto al clima, es tomar precauciones y tratar de manejar bien los tiempos.

Solo en caso de que sea un fenómeno natural fuerte como un huracán o algo similar lo más conveniente es retirarse de la ciudad hasta que mejore el clima.

En la calle, a menudo hay una mezcla de público que no siempre está buscando arte. ¿Cómo logras captar la atención de las personas que pasan sin esperar una actuación?

Al principio me era difícil lograr captar la atención del público debido a que no tenía un show sobresaliente, entonces la solución fue empezar a mejorar y continuar practicando.

Meter rutinas fuera de lo común con malabares que no sean tan vistos usualmente en la calle.

¿Has tenido experiencias con la policía o con las autoridades que te hayan complicado tu trabajo en la vía pública? ¿Cómo navegas esa relación con el espacio público?

En algunos estados se considera una falta administrativa el hacer arte público y lo castigan con 24 horas dentro de barandillas, lo mejor que puedes hacer al llegar a una ciudad nueva es recorrer la ciudad para ver cómo se desarrolla su entorno y cuál es su dinámica de trabajo en los espacios públicos.

Además siempre es importante ser respetuoso con las personas para evitar cualquier tipo de situaciones con la autoridad, muchas veces eso es lo que ayuda a que en ciudades donde no están permitido los oficiales otorguen un permiso para poder desarrollar la actividad libremente.

El arte callejero tiene un componente de independencia. ¿Cómo gestionas la presión de hacer que tu actuación sea lo suficientemente impactante para que la gente decida dejar algo de dinero?

Aquí puedo contestar en tres partes:

La primera es no olvidar que es un espacio público y no un escenario, entonces la gente no está obligada a dar una cooperación.

La segunda, no olvidar que es un trabajo, darle la seriedad que requiere es una clave fundamental para que las cosas salgan bien. Yo tengo mis horarios y en total trabajo 8 horas al día como si fuera un trabajo normal. 

La tercera es meter rutinas fuera de lo común, usualmente la disociación es una muy buena respuesta debido a que logras captar más fácil la atención de las personas por la multitarea.

A veces, los artistas callejeros se enfrentan a la competencia de otros artistas en el mismo espacio. ¿Cómo te diferencias o destacas para asegurarte de que tu trabajo sea apreciado?

En esto influyen muchas cosas, el trato que le des a la gente, él como vayas vestido, tu manera de pasar a recolectar dinero al terminar el show y por último pero no menos importante el show mismo.

Es intentar no descuidar ninguno de estos puntos y todo tiene que salir bien.

¿Cómo te preparas para un día de trabajo en la calle? ¿Tienes alguna rutina o ritual antes de salir a actuar?

¿Cómo es que te contratan para las fiestas?

Yo soy mi tarjeta de presentación en el semáforo. Cuando se acerca la gente me pregunta si tengo servicios para eventos, les doy mi número. Me contratan a veces para shows de fuego, para fiestas de niños o para salones.

La calle puede ser impredecible. ¿Hay algún momento memorable en el que algo inesperado haya sucedido durante una de tus presentaciones, ya sea algo positivo o negativo?

Claro, experiencias raras hay miles. Una vez conocí a Omar Chaparro en un semáforo, las entrevistas de diferentes medios que se interesan en el estilo de vida del artista urbano.

La oportunidad de llegar a distintas ciudades que reconocen tu trabajo.

Y pues cosas malas también siempre va a haber como de tener problemas con la autoridad o con los carteles de la ciudad pero casi nunca pasa.

¿El arte en la calle tiene una relación especial con el público. ¿Qué impacto esperas tener en las personas que te ven actuar, incluso si sólo están por un breve momento?

Me agrada mucho ver las caras de asombro de las personas me agrada mucho cuando se toman el tiempo de grabar el show y me gusta recordarles que no todos somos malos porque hay muchos malabaristas o artistas callejeros que lo son, pero los buenos somos más.

¿En qué medida crees que el arte callejero puede cambiar la percepción del espacio público o transformar el entorno urbano?

En gran medida, pero depende mucho del artista el enfoque que se le vaya a dar ya sea positivo o negativo respetando el espacio público o haciendo mal uso de él.

¿Cuál es tu visión del futuro del arte callejero? ¿Te gustaría que el malabarismo en la calle se reconociera más como una forma de arte profesional y no solo como entretenimiento?

En lo personal me gusta mucho que se vea como un entretenimiento pasajero, es parte de la magia y pienso que hacer la más formal rompería un poco el encanto.

Que para buscar hacer arte de forma más formal existen otros espacios como colectivos o circos.

La historia de Gerardo nos muestra que el malabarismo callejero es mucho más que un simple espectáculo en un semáforo o una plaza pública. Es una forma de arte que exige disciplina, creatividad y pasión. A través de su experiencia, entendemos que los artistas callejeros no solo enfrentan retos físicos y técnicos, sino también sociales y legales. Sin embargo, su determinación les permite seguir adelante, encontrando en cada actuación una oportunidad para sorprender, inspirar y cambiar la percepción del espacio público.

Gerardo nos deja una lección clara: el arte en la calle tiene una magia especial precisamente porque es efímero, inesperado y libre. No busca encasillarse en estructuras rígidas, sino que se nutre de la espontaneidad y del contacto directo con la gente. Aunque a menudo es visto como un simple entretenimiento pasajero, su impacto en el entorno urbano y en quienes lo presencian es innegable. Al final, su trabajo nos recuerda que la calle también puede ser un escenario, y que cada semáforo en rojo es una oportunidad para llevar un instante de asombro y alegría a la vida cotidiana.