Fotografía

El temor en lo siniestro

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¡Que miedo llegar a casa y encontrar la puerta abierta! ¿cierto?, ¡ah caray!, ¿miedo?. Una puerta abierta no debería dar miedo, vemos puertas abiertas a diario en muchos lugares incluyendo nuestra casa, entonces, ¿miedo de qué o a qué?. Ok, ya sé que no es un miedo literal a las puertas abiertas, ya sé que en ese momento entramos en un estado de alerta porque puede que algo haya pasado.

Es octubre y con octubre llega el pumpkin spice latte pero también el entusiasmo de los que amamos el terror, el horror, lo digno de dar miedo. Como dije antes las puertas abiertas no dan miedo, entonces; ¿Qué es lo que nos pone así?. Bueno, es momento de hablar de lo siniestro.

Pero primero hay que hacer notar un detalle, todo fotógrafo que genuinamente siente un gusto por el oficio conoce a Bresson, a Klein, a Capa, a Adams, pues son iconos de la fotografía, sus obras incluso son catedra para entender la composición y la técnica; pero cuando de dar miedo se trata ya es necesario ser de nicho, pues nombres como Joshua Hoffine, Seth Siro Anton o Miwa Yanagi ya no suenan tanto de manera general, pero si les gustan estos géneros deben conocer sus obras.


Joshua Hoffine

Miwa Yanagi


Seth Siro Anton

Sé que alguien me dirá que estas obras no son siniestras propiamente hablando, pero necesitaba ponerlas de antecedente para entrar en materia.

Lo siniestro es un intento de traducción al español de lo que, parafraseando a Freud, se describe como una situación familiar, pero que por algún detalle se irrumpe con esa familiaridad, cuando algo no cuadra, algo incomodo, esto en alemán se le llama Das Unheimlich

La palabra siniestro a lo largo de su historia ha tenido un poco de resemantización dando énfasis en cuestiones que atemorizan o por decirlo de algún modo reduccionista, malas, inseguras, oscuras. Quizás esto se lo debemos a que ha sido el cine quien nos ha dado una pauta de cómo interpretar lo siniestro.

Desde la estética podríamos decir que lo siniestro es un punto medio entre lo bello y lo horrendo, pero no cargado para ningún lado, una palabra que podría mejorar su entendimiento sería ¨inquietante¨, el sentimiento de que algo sucederá. Si lo analizamos desde el cine podríamos entenderlo así, regresemos a las puertas.

El protagonista se acerca a una puerta, debajo de ella se visualiza una luz, al abrirse la puerta sucederá algo…

Si es una película de terror y el protagonista se está ocultando creemos que algo malo pasará; si por el contrario es una película de acción y se espera un rescate, esto podría ser indicio de algo bueno; pero la acción por sí sola no es buena ni mala, es siniestra.  

Sé que el ejemplo fue bastante simplista, por eso quiero mencionar trabajos como los de Gregory Crewdson que nos permiten ver esta familiaridad que es absorbida por una atmósfera siniestra. Su trabajo en los espacios domésticos nos hace notar como esa familiaridad perturbada, también puede ser entendida como esa parte íntima que no debería ser revelada y nos genera esa incomodidad.

Entonces, si bien lo siniestro a priori no evoca los tintes propiamente del horror, lo grotesco o lo malvado, si ha sido un recurso que se ha utilizado para generarnos una incomodidad que termina en un sobresalto propio del miedo; y resemantizada o no la palabra, a mí me sigue gustando para en octubre hacer estas cosas.

Es siniestro cuando alguien te observa desde fuera de tu cuarto.

Es siniestro cuando las personas no están donde deberían estar en tiempo y forma.

Es siniestro cuando la mirada, la sonrisa o cualquier gesto no coincide con el entorno.

Es siniestro cuando no logramos entender lo que sucede.

Es siniestro cuando lo inanimado parece estarlo o toma mucho protagonismo.

Es siniestro no reconocernos a nosotros mismos, toma un espejo y obsérvate durante un buen tiempo y verás como poco a poco te vuelves más extraño para ti, o mejor aún, analiza tus viejas fotos ¿qué hacías?, ¿dónde estabas? y piensa es esa sonrisa, ese abrazo, esa mirada; ¿es genuina o es siniestra?