Ya es primero de enero y comenzamos un nuevo año. Como ya es costumbre, los propósitos para esta fecha están en ¨oferta¨, que si el gym, que si vida sana, que si leer un libro por mes, en fin, todo muy bien y bonito, pero, ¿saben quiénes sí iniciaron el año con propósitos contundentes?, Los Zapatistas, pero hace 31 años; ah, y los tecnócratas también.
Como ya saben aquí no entramos a temas espinosos, pero el EZLN y su movimiento nos dio la oportunidad de ver el trabajo de un gran fotógrafo mexicano, hablo de Antonio Turok.
Turok es un hito en el fotoperiodismo, realizó varios trabajos cubriendo las guerrillas centroamericanas en los 80, el levantamiento del ejército Zapatista de liberación nacional (EZLN) en los 90 o los atentados de Nueva York en el 2001.
Por un momento deténganse para hacer un poco de retrospectiva de la siguiente manera:
Es la mañana del 1 de enero de 1994, escuchamos la noticia de un levantamiento armado por parte de indígenas en Chiapas, no, no en Facebook, no en X, no en Youtube, solo radio y televisión, seguido de periódicos; la información no fluye a la velocidad de hoy. ¿Qué busca este grupo?, ¿Son solo indígenas?, ¿Armados en verdad?.
¿Por qué es importante lo anterior?. Bueno, hoy podemos saber en ¨tiempo real¨ como avanza un conflicto, que tan segura es la zona, si hay lugares tomados o no, si Google maps indica algún bloqueo de vialidad, pero, en 1994 eso era imposible y tampoco era posible hacer fotoperiodismo con un bajo perfil como hoy, levantando imágenes con la calidad que proporciona un Smartphone (tema en discusión entre la comunidad fotográfica), y oculto entre cientos de cámaras en manos de cualquiera; es entonces que podemos entender un poco mejor fotografías como esta.

Creo que todos estamos de acuerdo en que Luis Arturo Villar Sudek, Luisito Comunica pa´ los seguidores, es un personaje que sin duda puede comunicar, nunca antes mejor dicho, el mensaje de una marca, de un negocio, de un político o un lugar. Y sin duda hoy podría hablar con el mismísimo Subcomandante Marcos (hoy Subcomandante Galeano) y en el costo/beneficio de banalizar el mensaje, podría generar un acercamiento con audiencias más contemporáneas.
Bueno, pues para el 94 algo así no aplicaba, incluso con alguien tan consolidado en su trabajo como Turok, por eso cuando vemos imágenes como la siguiente, debemos considerar que los tiempos no son los mismos y poder capturar estas fotografías era un ejercicio de técnica, talento y agallas.

Democratizar una tecnología no es sinónimo de saber usarla, y un ejemplo claro es el internet, pero también la fotografía. Cuando Kodak inicia con la producción de la Brownie y seguida de la película fotográfica, pone al alcance de todos, la posibilidad de capturar imágenes.
Pero no salieron cientos de fotógrafos por día como hoy en las redes, pues la acción implicaba tener un conocimiento más sofisticado, pues a diferencia de hoy, las personas no se podían dar el gusto de disparar como si no hubiera un mañana, la película era accesible pero costosa.
Este ¨conocimiento sofisticado¨ era puesto a prueba en rubros como el fotoperiodismo, el momento es el momento, conocer nuestro equipo, mecanizar la técnica y lograr plasmar en la película lo que vio nuestro ojo, es algo que hoy, quien hace fotografía ¨silvestre¨ como la nombra el doctor Oscar Colorado, ni tan siquiera lo piensa, pues ya no es necesario.
El despegue de un helicóptero es caótico, es peligroso por docenas de motivos, mucho ruido, mucho aire, partículas de polvo volando por todos lados, una enorme masa de metal que a manera de guillotina te puede dejar sin una extremidad. Es normal que quien no está acostumbrado busque cubrirse, y quien sí lo está prefiera mantenerse atento de que todo vaya bien.
Ahora es más fácil discernir lo siguiente. Un aparente controlador de vuelos de la Fuerza Aérea sin duda deberá estar atento a la operación, supongo que ha despachado cientos de vuelos; pero Turok debió tener su equipo bien configurado para congelar el movimiento de las palas del helicóptero, encuadrar en todo ese caos y si tenía sombrero, como le gusta usar, quitárselo, de lo contrario por seguridad no podría acercarse; eso, o montar un teleobjetivo. No les voy a mentir, hay aspectos de esta fotografía que me hacen pensar que hubo algo de los dos, ustedes juzguen.

Si, hoy quise ensalzar la vieja usanza, pero no desde la falacia de apelación a la tradición (ad antiquitatem), solo pretendo reconocer que antes había complejidad en muchos aspectos y ahora estamos en un momento donde las herramientas son distintas, las cámaras son distintas, las películas son distintas, la música es distinta, las formas de llegar a la colectividad son distintas.
Así como el 1 de enero inicia un ciclo y queremos dejarle toda la responsabilidad de nuestras intenciones, para el 23 ya sabemos que mejor aplazamos a febrero y luego marzo, y así hasta el siguiente año; mejor disfrutemos de las cosas en el momento que estén.
Toma fotos con tu smartphone, o con tu mirrorless, o con la analógica, es más, si puedes haz un cianotipo, eso te ayudará a entender mejor a los fotógrafos de ayer y hoy; de la misma manera que solo sabrás que tan agradable es bailar salsa, banda o reguetón, si te das la oportunidad de bailarlo, de la misma manera que debemos leer ese libro que todos dicen que es muy bueno, y el que todos dicen que es malo, y el que todos conocen, y el que nadie conoce.
Hay cosas que en una comparación retrospectiva lucen banales y poco sofisticadas, pero alejarnos de ellas no nos vuelven mejores, solo nos limita a entender. Sea la causa de un movimiento que se diluye, la técnica y destreza de un fotógrafo que hoy casi pasan desapercibidas para algunos, o un baile o lectura de fin de semana que parecieran no tener la mejor calidad. Recuerden que más pesará el arrepentimiento de lo que no hicimos, que lo que sí.
Tertulias y un servidor les desea un excelente 2025 lleno de fotos, porque hoy, hoy nos las podemos permitir, aprovechemos.
