¡Ups! me he despertado un poco tarde, pero hoy debería fotografiar el atardecer, no, ya he ido a donde mejor se ve y no me termina de gustar, mejor mañana despierto temprano y voy por el hermoso amanecer que luce en la antigua estación de tren, pero, ya hice una foto de ese lugar y me encantó, incluso se ha dibujado un beso, ¡lo juro!, eso es insuperable.
Mejor me esperare al… Y de esa manera es como nuestras ganas de capturar momentos poco a poco son diluidas por la idea de un mañana más prometedor, más feliz, más bonito, sin tanto ajetreo, con menos pendientes y con mucha fe de encontrar algo hermoso, como si ese mañana estuviera garantizado por escrito. Y si te estás viendo reflejada o reflejado no, no es nada personal ni hablo de tu caso, de hecho, hablo de todos los que en su momento tomamos gusto por esta forma de expresión, pero lo verdaderamente importante, y lo que diré no tiene nada que ver con el mindfulness, o quizás si, usted juzgue, es aprender a vivir la vida con sus matices y contrastes, porque la fotografía es un espejo que refleja una realidad y una misma foto, como ya hemos hablado anteriormente, puede reflejar varias realidades. Lo de la estación de tren no es inventado ¡lo juro!.
“Un fotógrafo no hace una foto solo con su cámara, también con los libros que ha leído, las películas que ha visto, los viajes que ha hecho, la música que ha escuchado y las personas que ha amado”, eso lo dijo Ansel Adams y estoy muy de acuerdo con ello.
Después del día de la foto en la vieja estación de tren he escuchado más música, he visto más películas, he leído un par de libros, bueno, a decir verdad, solo uno, pero la foto no es tan vieja y mis días han sido más cortos, en el asunto de amar estamos trabajando en ello.
De alguna manera podemos interpretar a Adams, como si volvemos a un mismo lugar a capturar la misma imagen haremos una obra diferente, pues si al fotografiar está implícita una parte de nosotros, podríamos decir que somos un ser diferente, por lo menos metafísicamente hablando, y por consecuencia nuestros disparos serán distintos, no solo en composición o parámetros, también en sentir.
Antes disparé con la calidez de la compañía por la mañana, pero hoy puedo disparar con la tranquilidad que da la soledad por la noche; anexo que por la mente suena esa estrofa de “aquí estoy, durmiendome con la luna despertando con el sol, aquí estoy”, vaya que la música ayuda.
Me gustaría decir que hacer varios disparos de un lugar, persona o momento es una opción, pero la realidad es que dentro de la disciplina que exige la fotografía es más bien necesario. Como ejemplo me gusta mencionar las hojas de contacto de los grandes fotógrafos, varias imágenes que, cuando nos explican las razones por las que eligieron una sola de ellas dentro de tantas, podemos discernir mejor la idea del momento.
O ¿qué hay de las fotografías de Fan Ho?, solo por mencionar un grande, es más que notorio el dominio que tenía de las locaciones en Hong Kong, la geometría de los edificios, conocía cómo se comportaba la luz rasante y especular en el momento específico que quería disparar, un trabajo estupendo que denotaba no solo conocimiento técnico si no también un intimó apego al lugar, a la gente, a la situación. Pero él lo ha dicho mejor que yo evidentemente; “Primero encontrar el lugar ideal, luego ser paciente para encontrar el sujeto adecuado que despierte el interés, incluso si es un simple gato. Debes capturar el momento preciso que incluya el espíritu, la esencia, el alma de la persona¨.
No solo en la fotografía es común encontrar gente que le dé un alto valor al resultado y olvide el proceso, la realidad es que, en palabras de Nicolas Alvarado; “los resultados son sexis, los procesos no”, y se pierde de vista que para poder llegar a un nivel de maestría en cualquier disciplina es necesario llevar un proceso, un proceso que exige caídas, cuestas, momentos difíciles y obviamente errores, muchos errores.
¿Cómo podría llegar Fan Ho a conocer tan bien sus tomas sin equivocarse?, ¿Cómo podría elegir un fotógrafo una imagen dentro de tantas en su hoja de contacto si haber aprendido a detectar errores y emociones?, ¿Cómo Ansel Adams podría decir que, al fotografiar, las imágenes llevan plasmadas nuestras últimas canciones escuchadas, películas vistas o amores gozados, sin haber tenido un proceso de comparación de lo que evocan dos fotografías similares? Simplemente yo no lo creo posible.
Y si aun tienes duda del título que he elegido déjame citar también al ajedrecista Cubano José Raúl Capablanca; ¨se aprende más de una partida perdida que de cien ganadas¨.
Aprovecha el momento para tomar esa horrible foto y una más y las que sean necesarias, pero vive tu proceso, aprende a detectar todo lo que te acompaña en cada disparo y cómo eso influye en tus decisiones.
¡Ups! Les mostré el resultado, pero casi olvido el proceso, esta es una parte…









